La montaña palentina siempre es foco de inspiración para los pulmones y para la mente. Hacía tiempo que no pisaba esas tierras y ya tenía ganas de reencontrarme.
El lugar elegido, Cervera de Pisuerga, y la ruta, la Senda del Oso. Algo sencillo y cercano para disfrutar de un buen paseo con la climatología a nuestro favor. Esta ruta tiene muchos espacios donde parase a descansar y disfrutar del paisaje tan variado que ofrece la montaña: sendas, bosques, embalses, crestas montañosas donde se puede ver Peña Redonda o el Curavacas, chozos de pastores, etc.
Este último elemento fue mi elección para hacer un boceto, por la singularidad que representa la construcción como hito en el camino. Además, el interior es mágico. Construído con una falsa bóveda de fábrica (cómo hacerlo sino en ese paraje) y cubierto con elementos naturales, ofrece un oscuro misticismo interior que invita a sentarse a meditar.
Aquí dejo el boceto en acuarela y pluma con tinta marrón sobre papel Canson. De regalo una foto de una intrépida y curiosa amiga ;)
