La primera parada fue en Braga, donde nos acercamos al Estadio Municipal de fútbol, una obra reciente de Eduardo Souto de Moura. A pesar de no poder entrar al recinto, existe una colina por la parte trasera que ofrece unas vistas insuperables del estadio en su enclave rocoso y del resto de la urbe.
Después pusimos dirección a Oporto donde pasamos tres noches.
En esta ciudad de piedras (en los zócalos de los edificios y en los adoquines de los pavimentos) y azulejos, visitamos la zona del centro histórico, que se encuentra en un estado bastante deteriorado. No sé si por la acción de la lluvia o simplemente por la falta de conservación y poco interés por restaurar los edificios antiguos. También fuimos a la zona de las bodegas en Vila Nova de Gaia, pasando por el puente de Luis I, e hicimos vista guiada en una de ellas, con la correspondiente cata de vinos.
Con el metro nos desplazamos hacia Matosinhos y Leça de Palmeira para dar un paseo por las playas y ver las piscinas des Marés y el Restaurante Boa Nova, de Álvaro Siza. También aprovechamos para comer un buen bacalao en la zona portuaria.
Por otro lado, estuvimos en la Fundación Serralves visitando el museo y los jardines.
Más próximo al centro también encontramos la Casa da Música, edificio de Rem Koolhaas, donde recorrimos su interior laberíntico (pero no pudimos entrar en la sala principal, mala suerte).
También nos acercamos a la facultad de Arquitectura, siguiendo con la obra de Siza.
De vuelta a España, hicimos una parada en Marco de Canaveses para contemplar la iglesia de Santa María, otra obra de Siza caracterizada por el minimalismo y la abstracción formal.
Nos quedaron algunas cosas pendientes, pero así tenemos escusa para volver, no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario