Este mes toca ración doble.
En esta ocasión presento la casa-palacio del Duque del Infantado, un edificio con origen en el siglo XVIII que se construyó como tercera residencia en Madrid, dentro del barrio de La Latina.
Arquitectónicamente es una pieza sencilla y de estilo clásico, con un semisótano de granito y dos plantas que se materializan con muros de fábrica y entramado de madera. La composición de las fachadas diferencia las dos plantas sobre rasante a través del recercado de los huecos y se remata con un bajocubierta abuhardillado de madera.
Además, el edificio tiene incoado un expediente como Bien de Interés Cultural desde el año 1977 por parte de la Comunidad de Madrid.
En el año 2000, la Fundación San Pablo CEU adquiere el edificio y lo adapta para uso docente y cultural, acometiendo una rehabilitación bastante intensa.
En la actualidad, el inmueble ha sido comprado por MAHOU para crear un Museo de la Cerveza. El proyecto se sacó a concurso y el fallo fue a favor del arquitecto Héctor Fernández Elorza.
La intervención propone la puesta en valor de la estructura existente, limitando las nuevas construcciones a una espina central de comunicaciones y un graderío en la fachada medianera que define un perfil reconocible desde el exterior y otorga unas magníficas vistas a la parte superior de la Real Basílica de San Francisco El Grande. (más del proyecto en Metalocus)
Por este motivo, la perspectiva elegida es en proyección hacia dicha basílica.
Habrá que visitar el edificio cuando esté terminado para comprobar el resultado.
17/2/16
4/2/16
La fábrica del canal. Abarca de campos
Hoy ha tocado visita a la antigua fábrica de harinas de Abarca de campos. Esta vez, el viaje se debe a motivos estrictamente profesionales, pero eso no tiene gran repercusión aquí.
Esta fábrica es un magnífico ejemplo de las edificaciones industriales vinculadas al Canal de Castilla, una gran obra de ingeniería del siglo XVIII utilizada para el transporte de mercancías en barcas. La construcción se ubica al lado de la esclusa número 1 del ramal de Campos, lo que suele ser habitual ya que se aprovechaba el salto de agua para la generación de energía. En este caso, la molienda del trigo.
La harinera data de 1854 y estuvo en funcionamiento activo hasta 1979. A finales del siglo XX y principios del XXI se utilizó como centro de arte y actualmente abre sus puertas como restaurante. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural y se está llevando a cabo un proyecto para poner en valor este espacio y proporcionar una oferta variada de actividades (museo, exposiciones, hotel rural...) de la que el restaurante forma la primera fase del mismo.
Se diferencian tres cuerpos adosados envueltos por gruesos muros de fábrica. Uno de ellos es un verdadero "edificio-máquina" en el que se conserva toda la maquinaria original y se puede ver todo el proceso de molienda. El resto debió dedicarse a almacenaje y diversas estancias para operarios. Destaca la sencillez constructiva propia de este tipo de arquitectura industrial formada, esencialmente, por muros perimetrales de fábrica y un interior de pórticos de pies derechos y vigas de madera que acotan el espacio y permiten salvar las luces del forjado con viguetas de madera biapoyadas y de pequeña escuadría. Todo ello, respetado para que pueda ser descubierto por los visitantes.
El apunte en este caso es exterior para mostrar el enclave paisajístico y su vinculación con el canal.
Sin lugar a dudas, un lugar altamente recomendable tanto por su entorno natural como por la historia del edificio. El restaurante habrá que probarlo algún día...
Esta fábrica es un magnífico ejemplo de las edificaciones industriales vinculadas al Canal de Castilla, una gran obra de ingeniería del siglo XVIII utilizada para el transporte de mercancías en barcas. La construcción se ubica al lado de la esclusa número 1 del ramal de Campos, lo que suele ser habitual ya que se aprovechaba el salto de agua para la generación de energía. En este caso, la molienda del trigo.
La harinera data de 1854 y estuvo en funcionamiento activo hasta 1979. A finales del siglo XX y principios del XXI se utilizó como centro de arte y actualmente abre sus puertas como restaurante. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural y se está llevando a cabo un proyecto para poner en valor este espacio y proporcionar una oferta variada de actividades (museo, exposiciones, hotel rural...) de la que el restaurante forma la primera fase del mismo.
Se diferencian tres cuerpos adosados envueltos por gruesos muros de fábrica. Uno de ellos es un verdadero "edificio-máquina" en el que se conserva toda la maquinaria original y se puede ver todo el proceso de molienda. El resto debió dedicarse a almacenaje y diversas estancias para operarios. Destaca la sencillez constructiva propia de este tipo de arquitectura industrial formada, esencialmente, por muros perimetrales de fábrica y un interior de pórticos de pies derechos y vigas de madera que acotan el espacio y permiten salvar las luces del forjado con viguetas de madera biapoyadas y de pequeña escuadría. Todo ello, respetado para que pueda ser descubierto por los visitantes.
El apunte en este caso es exterior para mostrar el enclave paisajístico y su vinculación con el canal.
Sin lugar a dudas, un lugar altamente recomendable tanto por su entorno natural como por la historia del edificio. El restaurante habrá que probarlo algún día...
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